Lo confieso: no acabé el libro. Es un somero coñazo, qué queréis que os diga. Una y otra vez lo he intentado con los libros de Marías, y una y otra vez acabo diciendo "no más". Pero volvía a caer, pues el muy pilluelo me engaña con sus artículos, y todas las críticas le ponen estupendamente. Y tú piensas "¿seré yo?". Y la respuesta es: "no, querido lector, no eres tú, es que es un pelma". Con Los enamoramientos ya no tuve estómago y lo dejé más o menos por la mitad (seguro que ahora viene alguien y dice "eh, justo en la mitad se pone superinteresante y pasan mogollón de cosas!").
El estílo de Marías es plúmbeo. Los monólogos interiores de sus personajes son incesantes, y constantemente hablan de una forma redicha y completamente antinatural, como si estuvieran escribiendo un sesudo ensayo. Yo no digo que los personajes tengan que hablar como las personas reales (sería un auténtico coñazo), pero lo de este hombre es a todas luces excesivo. La historia es básicamente inexistente, el autor se centra en los análisis que hace su personaje de las cosas y los eventos, y este constante rumiar las cosas se hace francamente indigesto.
No cuente conmigo de nuevo, señor Marías, aunque seguiré leyendo sus artículos.
A mi a Marías me lo prohibió el médico hace mucho.
ResponderEliminarTu médico es sabio
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