lunes, 25 de junio de 2012

Jonathan Strange y el señor Norrell, de Susanna Clarke

Tuve este libro durante meses en la estantería, acongojado ante sus 900 páginas y preguntándome, como ante cualquier volumen de esta envergadura, si merecería la pena leerlo. Ya he olvidado dónde leí la recomendación de este libro, pero evidentemente fue lo bastante persuasiva como para que lo comprase, y aquí me encuentro, tras consumirlo a un saludable ritmo de 100 páginas al día (estar en paro es lo que tiene).
Es una historia de magos para adultos. Para señores respetables como yo, que no pueden ser vistos leyendo Harry Potter. No es que tenga nada que ver con Harry Potter, la verdad. La trama es pausada y el estilo también, cuenta las cosas con profusión de detalles que no se hacen pesados e incluye notas el pie de página muy curiosas remitiéndote a libros de magia y biografías de magos, lo que ayuda a meterte en el libro de una forma bastante original. Los susodichos Jonathan Strange y Norrell son unos caballeros británicos de pura cepa que se dedican a la magia en la Inglaterra de principios del siglo XIX, y toda la historia y su mundo tiene un aire de realismo bastante conseguido aunque se trate de magos.
Estamos en un mundo en el que la magia desapareció unos doscientos años antes de la acción del libro, y estos dos se proponen restaurar su vieja gloria. Mr. Norrell toma como discípulo a Strange, como no podía ser de otra manera, se distancian y se pelean y luego van pasando más cosas y hay una Torre de la Noche Eterna, que es como quiero llamar a mi casa a partir de ahora para asustar a los testigos de Jehová.
No soy fan de los libros de magos en general, y de hecho que yo recuerde este es el primero que leo (bueno, exceptuando los de Mundodisco), sin embargo, este me ha dejado muy buen sabor de boca. Es más, mi única queja sería que falta un poco más de magia espectacular, alguien estallando en llamas o algo así. Pero más allá de eso mi veredicto es: sí, merece la pena recorrerse las 900 páginas. No le tengas abandonado en una estantería al pobre durante meses, él nunca lo haría.

sábado, 16 de junio de 2012

Arthur&George, de Julian Barnes

Resulta complicado en algunos aspectos hacer la reseña de un libro que está bien. Con los libros absolutamente maravillosos, te dejas llevar por el entusiasmo y te sale solo, con los libros horriblemente apestosos te diviertes a base de fustigarlos. En los libros buenos a secas, uno tiene que medirse más...
Arthur&George entra claramente en la categoría de los libros buenos, pero tampoco diría que me ha apasionado (bien es cierto que muy pocos libros a lo largo del año me apasionan). Cuenta la historia real de un crimen que investigó Arthur Conan Doyle, el creador de Sherlock Holmes. Cuando el hombre empezó a tener éxito con las historias del detective, le empezaron a llover cartas de gente que quería que les ayudara a resolver casos de la vida real, a las que él nunca contestaba hasta el caso de George, que es de lo que trata el libro.
El libro de Arthur&George va intercalando las historias de los dos personajes, de forma que vamos viendo cómo aparece el "misterio" de George (empiezan a aparecer unas cartas extrañas firmadas por Dios Satán en las que supuestamente George se autoinculpa de varios crímenes, llegan cientos de cosas a su casa que no ha pedido, y finalmente aparecen mutilados varios caballos y vacas del pueblo en el que vive, de nuevo con cartas en las que supuestamente George se autoinculpa) a la vez que nos cuentan un poco la vida de Doyle, que también es interesante...
En un momento dado las historias se entrecruzan y empieza la investigación. Quien espere una cadena de razonamientos que resuelva el caso como uno de Sherlock Holmes, que se vaya a casa y medite, eso solo pasa en los libros! No contaré el final de la historia, pero aunque no sea al estilo de Sherlock, Arthur hace sus averiguaciones y descubre bastantes cosas.
En fin, la historia está bastante interesante y, desde luego, Julian Barnes escribe estupendamente. Recomendable, en especial si os interesa algo el creador de Sherlock Holmes.