viernes, 17 de octubre de 2014

La chica de al lado, de Jack Ketchum

¿Cómo están ustedes?
"¡Bieeeeeen!"
¿Les gusta el terror?
"¡Síiiiiiiii!"
"A mí no"
"A mí solo Stephen King"

Vale, vale, tranquilícense. El terror no es desde luego mi género favorito, pero tampoco es algo a lo que haga ascos y mire por encima del hombro. El problema que tengo con el terror es que suele estar muy ligado a lo sobrenatural, y a mí lo sobrenatural me sobra, naturalmente. Que alguien me dispare ya.

Bueno, la cuestión es que no creer en fantasmas y cosas así me resulta un impedimento importante a la hora de tragarme una historia de terror sobrenatural. Además, como los fantasmas no tienen reglas, pues cualquier cosa que le de la gana al autor vale. ¿Que un personaje se comporta de forma extraña? Pues estaba poseido y punto. ¿Que mataron a alguien de manera inexplicable? Un fantasma lo hizo. A mí esto me parece hacer trampa.

Pero yo he venido aquí a hablar de mi libro. La cosa es que me encontré con "La chica de al lado" de Jack Ketchum en algún recóndito lugar de internet, y lo pintaban como un terrorífico libro no sobrenatural, así que decidí probar.
Lo primero que he de decir es que los libros de terror, en general, no dan terror (para eso está la autobiografía de Aznar). Quiero decir que no creo que prácticamente nadie esté leyendo en su cama acojonado por la noche mientras mira a su alrededor. Por lo menos yo no. Dicho esto, "La chica de al lado" cumplió ampliamente con todo lo que yo le pedía a una novela calificada de terror (no sobrenatural). Una historia que empieza de una manera común, y se va volviendo sórdida, sórdida y cada vez más sórdida, cada paso creíble, plausible y coherente... el libro te va acostumbrando a cada desarrollo de la situación de forma totalmente magistral, y el papel del protagonista es también perfecto, ambiguo, a veces cobarde, a veces valiente, y extremadamente fácil de identificarse con él. Muy realista todo.

Luego dicen que si son los monstruos los que cometen las atrocidades. El monstruo de Amsteten, el de Cleveland, etc. Pues no, señores, no son monstruos: son personas, por mucho que les moleste. Y libros como este ayudan a entender cómo surgen esas situaciones, lo cual me parece mucho más valioso que despacharlo con un "lo hacen porque son monstruos, no son como nosotros". El monstruo podrías ser tú.

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