viernes, 11 de mayo de 2012

El buen ladrón, de Hannah Tinti

Él me miró desde su estantería, con su portada morado chillón de la colección de bolsillo de Anagrama, y yo no pude resistirme a sus ojitos. La contraportada me prometió aventuras en el viejo oeste y un misterio a resolver, pero lo cierto es que a mitad del libro, nuestra relación empeoró. Pero fui un chico decente y llegué hasta el final, porque no me gusta dejar las cosas a medias.
Pues nada, otro libro con una sinopsis más interesante que el libro en sí. La verdad es que no empieza mal, pero luego nunca llega a despegar. El protagonista es un niño de un orfanato allá por el siglo XIX en América y que es manco, y cuando va pasando el libro y te das cuenta de lo soso que es, entiendes por qué le dejaron abandonado. La cuestión es que un día llega un señor al orfanato y se lo lleva, y se supone que hay alguna misteriosa relación entre ellos. El hombre resulta ser un ladrón, y enseña al niño a robar y ser un pendenciero en general, pero, la verdad, en ningún momento del libro me importó lo más mínimo lo que le pasara al niño. Como he dicho, es un soso. Si me van a poner un ladronzuelo manco de protagonista, espero que sea alguien especial, con algo de chispa, no sé, algo que me interese. Pero el niño este pasa por la novela como quien ve crecer la hierba. En ningún momento te parece que haga nada, sino que se limita a que le pasen cosas (lo cierto es que algo hace, pero la sensación es la misma).
En cuanto al argumento, en un momento dado la autora vio que le estaba saliendo un poco bodrio y dijo "voy a meter otro personaje extravagante". Y pardiez que lo hizo. De repente aparece metido con calzador en la historia un señor enorme que, al final del libro, te das cuenta de que no ha aportado absolutamente nada a la narración. Ha estado ahí, ha hecho alguna cosa totalmente accesoria y luego se muere (spoiler! ¿o había que decirlo antes?).
Y en cuanto al misterio familiar... pues lo dejan de lado durante la mayor parte del libro y luego lo retoman al final, y tampoco es que sea tan sorprendente y la verdad es que, aunque lo fuera, para cuando llegas al final del libro te importa un pito el parentesco del niño y si es hijo de una comadreja casada con un ñu.
¿Aspectos positivos? Se lee rápido.

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